01 octubre, 2012

Joseph, el guerrero másai



El testimonio de Joseph fue con el que concluí el reciente curso que tuve la oportunidad de enseñar. El relato es probable que ya lo conozcamos, pero lo pongo disponible en español, traducción libre.


Uno de los más inesperados hombres en atender a una conferencia de evangelistas itinerantes en Amsterand, auspiciada por la Asociación de Billy Graham fue un guerrero másai llamado Joseph.

Pero esta historia le valió una audiencia con el propio Dr. Graham. La historia es narrada por Michael Card:

Un día, Joseph, quien caminaba en una de estos calientes y sucios caminos africanos, conoció a alguien que compartió el evangelio de Jesucristo con él. Ahí y desde entonces, recibió a Jesús como Señor y Salvador. El poder del Espíritu empezó a transformar su vida: él fue lleno de tal emoción y gozo que lo primero que quiso hacer fue regresar a su propia aldea y compartir las mismas Buenas Nuevas con los miembros de la tribu local. Joseph empezó yendo de puerta en puerta, diciendo a todos que vino al conocimiento de la Cruz de Jesús y la salvación que esta ofreció, con la expectativa que sus rostros se iluminaran como le sucedió a él.

Para su asombro, los aldeanos no solamente no le dieron importancia, se tornaron violentos. Los hombres de la aldea lo agarraron y lo sujetaron contra el suelo, mientras las mujeres lo golpearon con alambres de púas. Fue arrastrado de la aldea y dejado para que muriera entre los arbustos. Joseph de algún modo logró llegar a gatas hasta una poza, y ahí, después de días de un ir y venir de sus sentidos, halló la fuerza para levantarse. Se preguntó sobre la recepción tan hostil que recibió de parte de las personas que había conocido toda su vida. Concluyó que debió dejar por fuera algo o que contó la historia de Jesús incorrectamente. Después de ensayar el mensaje que él escuchó la primera vez, decidió regresar y compartir su fe una vez más.

Joseph cojeó hasta el centro donde estaban todas las chozas y empezó a proclamar a Jesús: “Él murió por ustedes, para que hallen perdón y vengan al conocimiento del Dios viviente”, declaró. De nuevo, fue tomado por los hombres de la aldea y sujetado mientras las mujeres lo golpearon, reabriendo las heridas que apenas iniciaban a sanar. Una vez más fue arrastrado inconsciente de la aldea y abandonado para que muriera.

Haber sobrevivido a la primera golpiza fue algo extraordinario. Sobrevivir a la segunda fue un milagro. De nuevo, días después, Joseph despertó en medio de la nada, magullado y con cicatrices... y determinado en regresar. Volvió a la pequeña aldea y esta vez, lo atacaron antes que tuviera chance de abrir su boca y como lo azotaban por la tercera y probablemente la última vez, de nuevo les habló de Jesucristo, el Señor. Antes de desmayar, la última cosa que vio fue que las mujeres que lo golpeaban, empezaron a llorar. Esta vez despertó en su propia cama. Quienes lo habían golpeado de gravedad, ahora intentaban salvar su vida y cuidarlo hasta restaurar su salud. La aldea entera había llegado a Cristo.

Nota: Los masái o masáis (también se escribe frecuentemente maasái) son un pueblo estimado en unos 883.000 individuos, que viven en Kenia meridional y en Tanzania septentrional. Fuente: Wikipedia