25 octubre, 2013

Los medios para la iglesia



En una primera entrada compartí sobre la esperanza de la iglesia, no obstante, según vemos en Hechos, esto no se queda ahí, no es una esperanza vacía o meramente emocional, la esperanza que une a los creyentes tiene medios bien definidos.

¿Qué es un medio en primer lugar? Muchos hemos escuchado el término medios de gracia, y lo que queremos decir con ese término es lo siguiente: Un medio de gracia son ciertos canales por los cuales Dios capacita de poder espiritual a su iglesia (John Frame), otra definción es: “Medios que el Espíritu Santo emplea para aplicarnos la salvación que Dios ha preparado en Cristo.” (Hoeksema) O una más sencilla: “son canales por los cuales Dios otorga Su gracia a las personas” (E. Blackburn).

El común denominador es canal, instrumento, así como una tubería es el canal por el cual fluye el agua, un medio de gracia es el conducto para nosotros recibir la gracia de Dios, es decir, para que nos sean aplicados los beneficios de la redención que Cristo obró a nuestro favor.

Respecto a los medios de gracia hay una división habitual para separar aquellos que son de práctica privada de aquellos que son públicos y hay unos que son tanto practicados de forma pública como privada. También, no hay una lista definitiva, hay quienes incluyen más, otros menos, pero hay medios básicos en los cuales todos estamos de acuerdo y son esenciales para la vida congregacional.

¿Cuáles son los medios dados a la iglesia que vemos en Hechos 1? Los medios de la iglesia, los encontramos en la comunión, la oración y la Escritura.

La comunión (1.12-15, 2.1)

Esta es la esencia de la ekklēsia, término para la asamblea, reunión, congregación, somos iglesia porque hombres y mujeres nos reunimos en el nombre del Señor.

Podemos orar y leer la Biblia de forma privada, de hecho, necesitamos hacerlo, por eso son medios de gracia privados también, pero no podemos tener koinonia estando aislados. No, el hecho que instemos y que velemos por la asistencia no es un afán por los números o por crecer en cantidad, es por el daño espiritual que se hace uno mismo y que hace a los demás, que si siendo creyente, llamado por el Señor, desobedezcamos al mandamiento de estar juntos.

La esencia de la comunión la vemos en los “unos a otros” que leemos en muchas de las cartas y la falta de asistencia nos expone a incumplir este mandamiento hacia mis hermanos y que ellos puedan tener ese cuidado para conmigo. Mi falta de amor por la iglesia local es una evidencia de mi falta de amor por Cristo. ¿Diré que amo al Señor y no me reuniré con aquellos por los cuales Él también pagó con su vida por su salvación?

Es solo en la comunión en la iglesia que podemos: amarnos unos a otros (Ro. 12.10), honrarnos unos a otros (Ro. 12.10), vivir unánimes o en armonía los unos con los otros (Ro. 12.16), recibirnos unos a otros como Cristo nos recibió (Ro. 15.7), servir los unos a los otros por amor (Gá. 5.13), que podemos ser benignos y misericordiosos unos con otros, perdonarnos unos a otros (Ef. 4.32), enseñarnos y exhortarnos (Col. 3.16), animarnos unos a otros (1 Ts. 5.11); estimularnos al amor y las buenas obras (He. 10.24), ser hospedadores (1 Pe. 4.9), en resumen, amarnos unos a otros (1 Pe. 1.22, 1 Jn. 3.11, 3.23, 4.7, 4.11-12). Esta no es una lista completa, pero no deja lugar a dudas que los redimidos por el Señor se unen y forman un cuerpo cuya cabeza es Cristo.

La oración (1.14, 24)


Ahora, esta reunión tenía un propósito muy claro y vemos el segundo medio dado a la iglesia: La oración (1.14,24)

Esta marca no fue aislada, no fue su oración solo por la llegada del Espíritu Santo, venido el Espíritu, ellos continuaron orando juntos. Los vemos en pasajes como Hechos 4.23-25, 12.5.

Es imperativo, imperioso, orar juntos. Se suele dar como un gran argumento de peso respecto a la oración individual el ejemplo trazado por nuestro Señor Jesús, quien, siendo Dios, oró, se levantaba temprano a orar, ¿cuánto más yo necesito hacerlo? Un razonamiento similar puede darse en este caso. En esta reunión estaban los once que fueron elegidos por el Señor, pero no los vemos actuando simplemente porque fueron los delegados, porque fueron los instruidos directamente por Él, o porque fueran más adelante pilares de la congregación y usados por el Espíritu, ellos oraron porque lo necesitaron y oraron juntos porque todos lo necesitaban.

Vean lo que escribe Earl. M. Blackburn:

Todo lo que es cierto de la oración privada es cierto de la oración pública, excepto que la oración pública es corporativa, en vez de individual. Si Dios está con Su gente, e individualmente los bendice con Su presencia, cuánto más es esto cierto cuando la iglesia se junta para orar. Si Él escucha, y contesta las oraciones de uno, ¿cuánto más escuchará y contestará las oraciones de muchos? Uno de los puritanos, David Clarkson, ha dicho: “La presencia de Dios, la cual en privado es un riachuelo, en público viene a ser como un río, que alegra el pueblo de Dios”.

Unos breves consejos respecto al culto de oración:

Perseverar: Es lo que vemos acá, ellos estaban dedicados constantemente a la oración, es el sentido de la frase. Por más baja que esté la asistencia, por más que falte el entusiasmo, debemos recordar que es necesaria, no es un suplemento, es un instrumento para la vida de la iglesia y habrá fruto y recompensa.

Cuanto más larga no necesariamente mejor: Una diferencia de la oración pública de la privada es su extensión, debemos guardarnos de las repeticiones y que es un tiempo compartido, en privado todo lo que podamos, pero en público estoy con otros hermanos que oran juntamente conmigo.

Cuidarnos de orar para ser vistos de los hombres: En público puedo exponerme a querer orar para demostrar mi conocimiento adquirido, para hacer una predicación más que una oración, oremos de forma sencilla y honesta. El texto nos dice que esta unanimidad era en la oración, como uno solo.

Oremos con la Escrituras: Leamos las oraciones que tenemos registradas, oremos con las peticiones que tenemos en la Biblia, esto nos guardará de peticiones centradas en nosotros y nos llevará a oraciones centradas en Dios, y así de pedir por mi salud, a pedir a que Dios cumpla su propósito en esta aflicción, de orar por “mi vida espiritual” a orar para que haya fruto que abunde cada vez más en cada uno de nosotros, que andemos como es digno de su llamado.

Día de la semana que mejor se acomode: Finalmente, debemos ver que las condiciones actuales harían muy complicado reuniones diarias de oración, pero al menos debe haber un día aparte del día del Señor apartado, por lo general, es el día miércoles en algunas congregaciones, pero no es un regla escrita en piedra, se debe buscar la ocasión que mejor sirve según el contexto local, ¿será mejor martes?, ¿será mejor jueves? O a otra que permita que hayan más, ¿cómo podemos organizarnos si el problema no es el horario sino el transporte? Nuestra actitud debe ser, si tengo la oportunidad y posibilidad, debo estar.

La Escritura (1.16-20)


Finalmente el tercer medio en nuestro pasaje es la Escritura, que leemos en los verso del 16 – 20 (1.16-20).

Es para ser obedecida: La decisión de buscar un sucesor no es un antojo de Pedro, su entendimiento de las Escrituras es lo que persuade de la decisión a tomar. Pedro sabe que hay un campo libre por la muerte de Judas. De paso, esta porción da unos detalles acerca de la muerte de Judas que causa confusión porque la traducción que tenemos comparada con el relato de Mateo presenta diferencias. Primero, en Mateo se nos dice que fueron los principales sacerdotes y ancianos que compraron el campo, aquí que fue Judas, pero se entiende que es el mismo dinero y por tanto, Lucas entiende que es como si fuera adquirido por Judas. La otra diferencia es ¿se ahorcó Judas o se dejó ir de cabeza? Una alternativa es que ahorcado, fuera que la cuerda se rompiera o cediera el nudo, el cuerpo de Judas cayera y se partiera por el filo de alguna roca. La otra alternativa es que la traducción de “caer de cabeza” es un término griego médico también y que se refiere a un cuerpo hinchado por descomposición, y que habiéndose inflado explota.

En todo caso, hay un campo libre y debe ser tomado en obediencia a lo que la Biblia enseña. Hermanos, nada hacemos proclamando a viva voz nuestra postura de Sola Scriptura, que solamente la Biblia es nuestra revelación, si en la práctica no la obedecemos. Nosotros hacemos “porque está escrito”. (v. 20)

Es inspirada: (1.16) Esto nos lleva a la base de esta obediencia, obedecemos porque es inspirada por Dios, fue soplada por Dios mismos a los autores, no de forma mecánica, sino de forma orgánica, usándolos tales cuales eran, preservados por el Espíritu Santo y dejada por Dios para nosotros. Pedro deja ver cómo los hermanos veían la Biblia: No las palabras de David, las palabras de Dios por medio de David.

Nosotros como congregación nos exponemos ala Escritura principalmente por medio de la predicación como veremos la próxima semana, aunque en los cultos debe haber lectura de la Palabra, es el momento en que esta es expuesta en la cual seremos mayormente instruidos.

15 octubre, 2013

La esperanza de la iglesia



Por lo que resta del año estaré en medio de una congregación en Barranca en Puntarenas y siendo una iglesia que inicia, estimé apropiado empezar una breve serie de predicaciones en el libro de Hechos. A continuación un extracto de los puntos principales (un mp3 con el sermón está al final de la página).

El mismo libro antes de empezar describiendo a la que solemos llamar la iglesia primitiva, deja muy en claro cuál es el fundamento de estos hechos y es que esta está fundada en la certeza de la persona de Jesús, la cual vemos en cuatro verdades:

La certeza de la obra de Cristo (1.1-2)

Es la certeza no solo de los hechos en su carácter histórico, sino de los hechos que confirman que Cristo es quien dijo ser que le da peso a lo que a continuación vendrá.

El Evangelio de Lucas inicia relatando las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas (Lucas 1.1-4), y estas cosas son las que Cristo hizo y enseñó.


Necesitamos ambas cosas. No podemos escoger, como creyentes, nosotros creemos tanto en los hechos atribuidos al Señor como la enseñanza que nos ha sido transmitida por medio de Su Palabra. Cuando decimos su obra no dejamos por fuera ninguna de sus palabras y ninguna de sus maravillas. Hay quienes dicen que se quedan con lo que Cristo enseñó, pero niegan sus milagros, pero los milagros no son un accesorio a la enseñanza de Jesús como veremos más adelante, eran la confirmación visible que Jesús era el varón aprobado por Dios.

Los creyentes en toda parte y en todo tiempo por la gracia de Dios afirmamos con toda certeza que Cristo sanó a los enfermos pero también que es el Verbo, la Palabra de Dios, “¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate, y anda?”. Jesús hizo ambas. Es en esta verdad que hay libertad del pecado para nosotros.

La certeza de la resurrección de Cristo (1.3-4)

Lucas no detalla o enumera estas pruebas pero se deja ver al menos dos: Una en que fueron cuarenta días que el Señor estuvo con ellos, no fueron un o dos días, para que alguien afirmara que simplemente hicieron a alguien más pasar por Jesús, no, más de un mes en los cuales si alguien todavía dudaba que estaba frente al Cristo resucitado, su fe fue confirmada.

Un segundo hecho lo tenemos en los testigos, al menos los once son testigos de esta resurrección y podemos elevar ese número a prácticamente 120, la cantidad de varones que leemos en [1.15]. Es más, Pablo nos detalla que si uno quería comprobar el mensaje podía recurrir a uno de los más de quinientos testigos de la resurrección del Señor. Esto lo tenemos en 1 Corintios 15.3-8.

La resurrección es central, porque no hablamos de un reino sin gobernante, o de un reino que ha necesitado de sucesor tras sucesor, hablamos del reino cuyo Rey es eterno, el Rey que ha vencido la muerte y está sentado a la diestra del Padre y porque Él vive, nosotros también viviremos, ¿estás convencido que el Señor murió y resucitó? ¿estás convencido que si estás en Él morirás y resucitarás a vida con Él?

¡Oh que Dios nos siga afirmando en esta verdad! Porque cuando venga la prueba o la tribulación, cuando quiera mi fe desfallecer, yo mire arriba y vea al Redentor Resucitado que me garantiza que pasada esta aflicción temporal, me aguarda una eternidad con Él.

La certeza de la ascensión de Cristo (1.9)

Esto elimina que algo le sucediera, que se escapó, los testigos lo vieron subir. Además, el hecho que el Señor tuviera un cuerpo después de su resurrección (no era sencillamente un alma que se hizo visible), nos debe recordar que Jesús fue a un lugar, ¿dónde con exactitud? No lo sabemos, pero el cielo es un lugar definido en alguna parte en el universo, en algún punto del tiempo y del espacio está ahí y por tanto, el lugar que tiene preparado para nosotros no es metafórico, existe.

En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Juan 14.2

La certeza de la venida de Cristo (1.10-11)

Lo que los ángeles dijeron no fue invención de ellos, unas palabras de aliento, era hacer eco de la misma promesa dada por el Señor, ¿qué fue lo que Él dijo seguidamente de prometer que iría a preparar lugar? Juan 14.3 dice:

Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Para que donde yo estoy, allí mismo estén ustedes también. ¡Oh hermanos si los tres primeros eventos resumidos en Hechos se han cumplido por cierto, no queda espacio para de duda para la cuarta! ¡ÉL VOLVERÁ DE NUEVO! Y no solo eso, volverá para juicio y volverá para llevar a los suyos por siempre y se consumará la promesa que nada ni nadie nos arrebatará de su presencia.

Veamos las hermosas palabras de 1 Tesalonicenses 4.17:

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Para siempre. ¿Es importante esta esperanza y anhelo por su regreso? Sí, tanto que está relacionado con nuestro andar con Él, Juan nos dice en su primera carta que todo el que tiene esta esperanza, es decir, la esperanza del día en que Él se manifieste de nuevo, se purifica a sí mismo. ¿Hay un anhelo por una vida santa, por una vida que crece en pureza? Recuerda que Él vendrá, debemos vivir velando, como si Él viniera mañana, porque su regreso está pronto, el siervo fiel y prudente trabaja anticipando su regreso, el siervo malo es el que dice en su corazón; “Mi señor tarda en venir”.

Necesitamos la acción constante del Espíritu Santo que nos recuerde esta verdad, y que nos conforme a esa verdad para guiar constantemente nuestra mirada arriba y decir de corazón: “Señor, ven pronto, sí, ven pronto”. Amén.

Ahora, ¿qué implicaciones tiene para nosotros estas verdades como congregación?

Deben llevarnos a centrarnos en el mensaje esencial del Evangelio (1.6-7)

Antes de partir, Cristo encauza de nuevo a sus discípulos: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones. ¿Volverá Cristo? Sí, ¿Cuándo? Pronto, ¿Día y hora? No lo sabemos, no nos corresponde y debemos detenernos ahí, es triste los engaños que han surgido en el tiempo, engaños de personas que dicen haber descubierto la fecha exacta y juntamente con ello, engañando a muchas otras almas. También nos muestra que antes que estar indagando en lo que no corresponde, debemos ser fieles testigos de este mensaje ciertísimo: Que Jesús el Hijo de Dios, dejando la gloria y majestad en los cielos se humilló a sí mismo para descender y tomar forma de siervo, y ser obediente hasta la muerte de cruz y resucitó glorioso venciendo la muerte y garantizando el perdón de pecados para su pueblo, de manera que todos los que hemos confiado en Él somos vistos ahora con la justicia perfecta del Señor, estas son las buenas nuevas por las que debemos dar la vida: De enemigos a hijos, reconciliados y adoptados por la gracia de Dios que es en Cristo.

Deben llenarnos de valor a la hora de predicar el Evangelio (1.8)

¿Cuál es nuestra razón para llenarnos de valor?

1. Porque predicamos un mensaje que es cierto: No debemos amedrentarnos porque el mundo rechace este mensaje, lo que salvará a las personas no es el convencimiento por medio de las pruebas arqueológicas, por medio de pruebas científicas, por medio de pruebas literarias, aunque existen pruebas para cada una de estas áreas, lo que salvará a las personas es el Señor Jesús, solo Él salva y la única forma que pueden saber de Él es exponer el Evangelio, la verdad.

Además, ¿Cuál es nuestra razón para llenarnos de valor? ¿Nuestra habilidad para recitar el Evangelio? No.

2. Porque se nos ha prometido al Espíritu Santo: Recibiréis poder. Es por el poder del Espíritu Santo que podemos exponer este mensaje a cada parte que el Señor nos lleve y será por su Espíritu que podremos ser testigos fieles, que preferiremos dar la vida que negar al Señor, que preferiremos perder todo lo demás y tenerlo por basura pero tener a Cristo, nuestro tesoro, porque su conocimiento y amor sobrepasa a todo lo demás.

No temamos, que el mismo Espíritu Santo que fue derramado en los apóstoles y en los creyentes de la iglesia primitiva es el mismo que sigue sellando hasta el día de hoy y sigue repartiendo dones para la edificación de cada cuerpo local.

La biblia termina con una boda (las bodas del Cordero) y la esperanza de la iglesia es que sirve a Aquel que volverá a ella, como Su Señor, pero también como Su Esposo, el Mejor Esposo, que la amará por siempre y la ilusión que muchos de los que han casado han experimentado porque llegara ese día de la boda, debe estar en cada hijo de Dios anticipando cuando venga el Redentor, y mientras llega ese momento, daremos testimonio a toda parte, hasta lo último de la tierra, hasta que el último invitado reciba la invitación del Evangelio, ¿es esta nuestra esperanza


Si quieren escuchar el sermón completo (disculpen la calidad, grabado con el celular):



Descargar mp3


08 octubre, 2013

Rechazo



Esta es una entrada como otras dos que han estado almacenadas como borradores por mucho tiempo, las cuales ahora, con unos ajustes de horario espero poder publicar.

Semanas (ahora meses) atrás fui a solicitar por segunda ocasión la visa para ingresar a los Estados Unidos con motivo de las opciones que estaba considerando con mi entonces prometida para la luna de miel.

La visa me fue denegada y aunque no es una experiencia agradable, y lo lamenté más por la ilusión de ella que por mí, lo acepté como Dios en su providencia sabiamente entendió mejor.

Además, el hecho que lo que presenté no fuera suficiente para demostrarle al entrevistador que tenía los lazos más que necesarios para regresar a mi país, proveyó la oportunidad para reflexionar en los pasajes de Nehemías 7.61-65 o Esdras 2.61-63. El año pasado escuché una motivación para cuando uno tenía que leer esas largas listas de nombres y en el caso de esos pasajes dijo: "Imagínese que usted era uno de esos y que su nombre no fuera leído".

Más que no fuera leído teniendo la expectativa que uno formaba parte de ella. Tal impresión es la que acontece en el conocido pasaje de Mateo 7:

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Estos hombres son comos los que no pudieron demostrar que eran parte de la genealogía, y sin embargo, parecían parte del pueblo, tenían familiares que eran parte del pueblo, hasta entonces participaron en actividades propias del pueblo y no obstante, no podían probar que eran parte de este.

Para muchos, no hay interés en buscarse en el libro del pueblo de Dios o también, el libro de la vida, porque se niegan a esta realidad, pero escribo esta entrada más por el bien de quienes como yo mismo estuve años atrás, viven bajo el manto de una profesión cómoda de un credulismo fácil, blando, que cede y que tiene su confianza en su moralidad, apariencias externas, una justicia propia y no en el único Mediador, el Señor Jesús, cuya justicia perfecta imputada en favor de uno es la única esperanza de reconciliación.

p.d El pasaje de Nehemías provee la oportunidad de hablar sobre la membresía a una iglesia local, les recomiendo la serie por Eduardo Flores.