En una primera entrada compartí sobre la esperanza de la iglesia, no obstante, según vemos en Hechos, esto no se queda ahí, no es una esperanza vacía o meramente emocional, la esperanza que une a los creyentes tiene medios bien definidos.
¿Qué es un medio en primer lugar? Muchos hemos escuchado el término medios de gracia, y lo que queremos decir con ese término es lo siguiente: Un medio de gracia son ciertos canales por los cuales Dios capacita de poder espiritual a su iglesia (John Frame), otra definción es: “Medios que el Espíritu Santo emplea para aplicarnos la salvación que Dios ha preparado en Cristo.” (Hoeksema) O una más sencilla: “son canales por los cuales Dios otorga Su gracia a las personas” (E. Blackburn).
El común denominador es canal, instrumento, así como una tubería es el canal por el cual fluye el agua, un medio de gracia es el conducto para nosotros recibir la gracia de Dios, es decir, para que nos sean aplicados los beneficios de la redención que Cristo obró a nuestro favor.
Respecto a los medios de gracia hay una división habitual para separar aquellos que son de práctica privada de aquellos que son públicos y hay unos que son tanto practicados de forma pública como privada. También, no hay una lista definitiva, hay quienes incluyen más, otros menos, pero hay medios básicos en los cuales todos estamos de acuerdo y son esenciales para la vida congregacional.
¿Cuáles son los medios dados a la iglesia que vemos en Hechos 1? Los medios de la iglesia, los encontramos en la comunión, la oración y la Escritura.
La comunión (1.12-15, 2.1)
Esta es la esencia de la ekklēsia, término para la asamblea, reunión, congregación, somos iglesia porque hombres y mujeres nos reunimos en el nombre del Señor.
Podemos orar y leer la Biblia de forma privada, de hecho, necesitamos hacerlo, por eso son medios de gracia privados también, pero no podemos tener koinonia estando aislados. No, el hecho que instemos y que velemos por la asistencia no es un afán por los números o por crecer en cantidad, es por el daño espiritual que se hace uno mismo y que hace a los demás, que si siendo creyente, llamado por el Señor, desobedezcamos al mandamiento de estar juntos.
La esencia de la comunión la vemos en los “unos a otros” que leemos en muchas de las cartas y la falta de asistencia nos expone a incumplir este mandamiento hacia mis hermanos y que ellos puedan tener ese cuidado para conmigo. Mi falta de amor por la iglesia local es una evidencia de mi falta de amor por Cristo. ¿Diré que amo al Señor y no me reuniré con aquellos por los cuales Él también pagó con su vida por su salvación?
Es solo en la comunión en la iglesia que podemos: amarnos unos a otros (Ro. 12.10), honrarnos unos a otros (Ro. 12.10), vivir unánimes o en armonía los unos con los otros (Ro. 12.16), recibirnos unos a otros como Cristo nos recibió (Ro. 15.7), servir los unos a los otros por amor (Gá. 5.13), que podemos ser benignos y misericordiosos unos con otros, perdonarnos unos a otros (Ef. 4.32), enseñarnos y exhortarnos (Col. 3.16), animarnos unos a otros (1 Ts. 5.11); estimularnos al amor y las buenas obras (He. 10.24), ser hospedadores (1 Pe. 4.9), en resumen, amarnos unos a otros (1 Pe. 1.22, 1 Jn. 3.11, 3.23, 4.7, 4.11-12). Esta no es una lista completa, pero no deja lugar a dudas que los redimidos por el Señor se unen y forman un cuerpo cuya cabeza es Cristo.
La oración (1.14, 24)
Ahora, esta reunión tenía un propósito muy claro y vemos el segundo medio dado a la iglesia: La oración (1.14,24)
Esta marca no fue aislada, no fue su oración solo por la llegada del Espíritu Santo, venido el Espíritu, ellos continuaron orando juntos. Los vemos en pasajes como Hechos 4.23-25, 12.5.
Es imperativo, imperioso, orar juntos. Se suele dar como un gran argumento de peso respecto a la oración individual el ejemplo trazado por nuestro Señor Jesús, quien, siendo Dios, oró, se levantaba temprano a orar, ¿cuánto más yo necesito hacerlo? Un razonamiento similar puede darse en este caso. En esta reunión estaban los once que fueron elegidos por el Señor, pero no los vemos actuando simplemente porque fueron los delegados, porque fueron los instruidos directamente por Él, o porque fueran más adelante pilares de la congregación y usados por el Espíritu, ellos oraron porque lo necesitaron y oraron juntos porque todos lo necesitaban.
Vean lo que escribe Earl. M. Blackburn:
Todo lo que es cierto de la oración privada es cierto de la oración pública, excepto que la oración pública es corporativa, en vez de individual. Si Dios está con Su gente, e individualmente los bendice con Su presencia, cuánto más es esto cierto cuando la iglesia se junta para orar. Si Él escucha, y contesta las oraciones de uno, ¿cuánto más escuchará y contestará las oraciones de muchos? Uno de los puritanos, David Clarkson, ha dicho: “La presencia de Dios, la cual en privado es un riachuelo, en público viene a ser como un río, que alegra el pueblo de Dios”.
Unos breves consejos respecto al culto de oración:
Perseverar: Es lo que vemos acá, ellos estaban dedicados constantemente a la oración, es el sentido de la frase. Por más baja que esté la asistencia, por más que falte el entusiasmo, debemos recordar que es necesaria, no es un suplemento, es un instrumento para la vida de la iglesia y habrá fruto y recompensa.
Cuanto más larga no necesariamente mejor: Una diferencia de la oración pública de la privada es su extensión, debemos guardarnos de las repeticiones y que es un tiempo compartido, en privado todo lo que podamos, pero en público estoy con otros hermanos que oran juntamente conmigo.
Cuidarnos de orar para ser vistos de los hombres: En público puedo exponerme a querer orar para demostrar mi conocimiento adquirido, para hacer una predicación más que una oración, oremos de forma sencilla y honesta. El texto nos dice que esta unanimidad era en la oración, como uno solo.
Oremos con la Escrituras: Leamos las oraciones que tenemos registradas, oremos con las peticiones que tenemos en la Biblia, esto nos guardará de peticiones centradas en nosotros y nos llevará a oraciones centradas en Dios, y así de pedir por mi salud, a pedir a que Dios cumpla su propósito en esta aflicción, de orar por “mi vida espiritual” a orar para que haya fruto que abunde cada vez más en cada uno de nosotros, que andemos como es digno de su llamado.
Día de la semana que mejor se acomode: Finalmente, debemos ver que las condiciones actuales harían muy complicado reuniones diarias de oración, pero al menos debe haber un día aparte del día del Señor apartado, por lo general, es el día miércoles en algunas congregaciones, pero no es un regla escrita en piedra, se debe buscar la ocasión que mejor sirve según el contexto local, ¿será mejor martes?, ¿será mejor jueves? O a otra que permita que hayan más, ¿cómo podemos organizarnos si el problema no es el horario sino el transporte? Nuestra actitud debe ser, si tengo la oportunidad y posibilidad, debo estar.
La Escritura (1.16-20)
Finalmente el tercer medio en nuestro pasaje es la Escritura, que leemos en los verso del 16 – 20 (1.16-20).
Es para ser obedecida: La decisión de buscar un sucesor no es un antojo de Pedro, su entendimiento de las Escrituras es lo que persuade de la decisión a tomar. Pedro sabe que hay un campo libre por la muerte de Judas. De paso, esta porción da unos detalles acerca de la muerte de Judas que causa confusión porque la traducción que tenemos comparada con el relato de Mateo presenta diferencias. Primero, en Mateo se nos dice que fueron los principales sacerdotes y ancianos que compraron el campo, aquí que fue Judas, pero se entiende que es el mismo dinero y por tanto, Lucas entiende que es como si fuera adquirido por Judas. La otra diferencia es ¿se ahorcó Judas o se dejó ir de cabeza? Una alternativa es que ahorcado, fuera que la cuerda se rompiera o cediera el nudo, el cuerpo de Judas cayera y se partiera por el filo de alguna roca. La otra alternativa es que la traducción de “caer de cabeza” es un término griego médico también y que se refiere a un cuerpo hinchado por descomposición, y que habiéndose inflado explota.
En todo caso, hay un campo libre y debe ser tomado en obediencia a lo que la Biblia enseña. Hermanos, nada hacemos proclamando a viva voz nuestra postura de Sola Scriptura, que solamente la Biblia es nuestra revelación, si en la práctica no la obedecemos. Nosotros hacemos “porque está escrito”. (v. 20)
Es inspirada: (1.16) Esto nos lleva a la base de esta obediencia, obedecemos porque es inspirada por Dios, fue soplada por Dios mismos a los autores, no de forma mecánica, sino de forma orgánica, usándolos tales cuales eran, preservados por el Espíritu Santo y dejada por Dios para nosotros. Pedro deja ver cómo los hermanos veían la Biblia: No las palabras de David, las palabras de Dios por medio de David.
Nosotros como congregación nos exponemos ala Escritura principalmente por medio de la predicación como veremos la próxima semana, aunque en los cultos debe haber lectura de la Palabra, es el momento en que esta es expuesta en la cual seremos mayormente instruidos.
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