08 septiembre, 2010
Jueces
La forma en que algunos usuarios de Internet han buscado (y con efectividad) arruinar la vida de personas por algún hecho cometido y que de una forma u otra llega a ser conocido en la red, rebasa los límites, en mi opinión, entre lo que es la denuncia, sana y necesaria, y lo que es simplemente un doble discurso, entre lo que muchas personas hacen y dicen. Es conocido como ciber-amenazas o "Cyber-bullying" (hostigamiento, amenazas y persecución por Internet)
Es muy sencillo unirse a grupos, mandar un correo, publicar fotos desde la comodidad del celular y la computadora.
En los recientes casos de una señora echando un gato a un basurero y de una muchacha arrojando unos cachorros al río, para nada apruebo el maltrato animal, pero cuántos de los que se unen a estas represiones cibernéticas son indistintos a otros gatos y perros que se ven en las calles y no actúan con la misma vehemencia en el beneficio de estos como sí lo hacen para hacer invivible la situación de otros.
Esto no deja por fuera a las empresas, Google, en defensa de varias de los problemas por la privacidad de los usuarios ha dicho: "Si hay algo de lo que no quiere que se enteren, en primer lugar no deberías hacerlo". Sí, hay razón en ello, pero para una compañía que debería (o dice) ser neutral, no debería erigirse como entidad moral a la cual uno deba responder por la actividad en la red.
+ Ilustración: Peter Schrank
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