03 septiembre, 2012

¿Por qué trabajamos día y noche?



Por David Mathis | Why We Labor Day and Night (Traducción libre.)

Es sabio que periódicamente hagamos una pausa y reflexionemos en el porqué hacemos lo que hacemos.Para aquellos quienes hoy toman un descanso de sus labores en el Día del Trabajo (por irónico que parezca), tenemos aquí tres palabras de aliento del apóstol Pablo para recordar a los creyentes por qué trabajamos:

1) Trabajamos para no ser una carga a los demás (2 Tesalonicenses 3.8)

Si no hace su parte en alimentar su propia boca y tiene pensado seguir alimentándola, entonces usted está contando con alguien más para proveer su alimento. Lo mismo con la ropa, un techo y el Internet. Una de las motivaciones cristianas para las labores en nuestro trabajo es la capacidad de proveer para nosotros mismos (y nuestras familias, 1 Timoteo 5.8), y no ser una carga a los demás.Pablo nos cuenta que entre los tesalonicenses, él y su equipo no comieron "el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para no ser una carga a ninguno de ustedes" (NVI). Día y noche ellos trabajaron, haciendo tiendas mientras predicaban a Cristo crucificado y así no cargar a los otros.Es lamentable cuando creyentes se aprovechan de otros. Es una verdadera lástima cuando el mundo tiene esa impresión de nosotros porque algunos que dicen ser de Jesús toman a la ligera esta enseñanza. Sí, habrá ocasiones cuando una enfermedad, discapacidad o circunstancias extenuantes nos impedirán trabajar, pero en general, seguidores físicamente capacitados del Carpintero trabajarán por sí mismos para cubrir sus propias necesidades y no ser una carga a los demás.


2) Trabajamos para poder compartir con los demás
(Efesios 4.28)

Este segundo texto va todavía más allá del primero. No solamente los cristianos no quieren ser una carga a los demás, pero quieren sobrepasar las expectativas, no solamente buscando suplir por las necesidades propias, sino tener lo suficiente para poder compartir con otros.Pablo escribe en Efesios 4.28, "El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad." (RV60). He aquí el transformador evangelio de la gracia en acción, no solo cubriendo las bases de lo que es justo, pero yendo la milla extra para estar en posición de mostrar a otros misericordia.La visión cristiana del trabajo es profundamente orientada hacia los demás. No solamente no queremos ser una carga a otros, sino que queremos aliviar sus cargas. La perspectiva cristiana no es obtener mi parte, es ser capaz de ayudar con la propia, en especial, cuando se puede dar con liberalidad de todo corazón a otros, sin la restricción de terceros que tomen de lo que ganan los trabajan, para darlo a aquellos que no.

3) En Cristo, nuestro trabajo no es en vano
(1 Corintios 15.58)

Este tercer y final texto aplica en particular al "ministerio" cristiano: ayudar a otros, en palabra y hecho, explícitamente en el nombre de Jesús. Aquí el unido, incisivo y abundante aliento que tenemos de 1 Corintios 15.58: "Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano." (RV60).Es una verdad profunda en nuestras labores saber que estas no son en vano, tener la certeza que nuestros esfuerzos y energía no son desperdiciados, tener la confianza que nuestro trabajo importa. ¿Cómo es eso? “En el Señor”, en Jesús, enfocado en Él, fortalecidos por Él, con la intención de darle a Él la gloria.

Concédanos Dios la resolución de descansar bien hoy, y la gracia para volver mañana, para nuestro gozo, para el bien de los demás y para la gloria de Aquel que ha obrado nuestra salvación eterna.

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