01 abril, 2018

Elecciones


Mi seguridad en el futuro descansa en mi confianza en el Dios que controla la historia. R.C. Sproul

Dentro de pocas horas darán inicio unas elecciones particulares, por decir lo menos, problemáticas, sin duda. Si hace unos meses me preguntaba cómo podía una nación como Estados Unidos tener que escoger entre dos candidatos como Trump y Clinton, en Costa Rica la realidad no es muy diferente.
Se ha escrito mucho y la razón por la que he decidido dedicar unas cuantas líneas, es a modo de reflexión de lo que he notado, de cómo, a pesar de que claramente no se puede generalizar, con temor me parece que sí son muchos los que han dibujado a cualquiera que piense dar su voto a Fabricio como un ignorante, homófobo, fanático religioso que no piensa...

Pareciera que aquellas publicaciones al día siguiente de la primera ronda fueron una breve reacción del momento. A los pocos días los memes, las burlas y expresiones de violencia han abundado. No tomaré tiempo para compartir capturas o frases… lo más seguro es que usted las ha visto y leído. Son publicaciones con faltas de ortografía adrede, son publicaciones condescendientes (en el sentido negativo del término), como si tuvieran que rebajarse para explicar por qué debe votar de esta u otra manera, y lo más preocupante, la celebración de expresiones de violencia.
Ignoran que para muchos cristianos el voto de mañana no será fácil. Que hay un sector que claramente reconoce el gravísimo error doctrinal que rodea al movimiento de la prosperidad, que no predica el Evangelio… o la preparación de los diputados… y con todo, quienes ridiculizan a este sector, limitan las razones a aspectos de religión y de derechos, y que no todo se resuelve con un borrón y cuenta nueva.

Realmente no tengo idea qué pasará mañana, veo razones para ambos lados, no obstante, como ciudadano, pero como creyente también, ejerceré mi responsabilidad civil, con una confianza que este resultado terrenal, no cambia quien es Aquel que es Soberano y a quien todos rendiremos cuentas. Si usted es cristiano, y se ha visto con ansiedad por lo que pase mañana, nuestro llamado a servir a Dios y sujetarnos a las autoridades no cambia, y realmente otros han vivido en condiciones de verdadera hostilidad y opresión al cristianismo.

La predicación del Evangelio no está sujeta a un estado que confiese algo o que sea laico, ni la causa avanzará por tener un presidente que se diga cristiano, el mundo reconocerá a los discípulos de Jesús en su amor los unos por los otros y por mi prójimo.

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