09 agosto, 2018

La consejería inicia en el púlpito



Estoy pronto a finalizar este tomo: A Puritan Theology (Una teología puritana), por Joel Beeke y Mark Jones, el cual recibí como regalo hace casi dos años, pero que inicié su lectura hasta este año.

Es una obra que considero sería muy beneficiosa si se tradujera, pero es una labor que intimida un poco, ¡son más de 1000 páginas! Entre tanto, ocasionalmente quiero publicar extractos que he hallado muy útiles y beneficiosos.

Anteriormente les compartí el relato acerca de la esclava que fue comprada para ser dejada en libertad, hoy les comparto este extracto tomado del capítulo acerca de la casuística puritana, vista por los autores como antecesora de lo que hoy sería la consejería cristiana.

Para los puritanos, la consejería bíblica empezó y se realizó primariamente desde el púlpito. Como dice Ken Sarles: "La predicación puritana constituyó una forma de consejería preventiva, pues las verdades de la Escritura fueron aplicadas a la consciencia".

Hoy, muchos evangélicos no aconsejan desde el púlpito. Tanto el púlpito como la banca han de ser acusados. Es difícil para un ministro ofrecer consejería cuando solo se le permiten veinte minutos para predicar, pero también es difícil para la congregación ser aconsejada cuando el ministro rara vez trata con casos de consciencia. No sorprende, por tanto, que para muchos cristianos el consultorio del psicólogo se ha vuelto más importante para la consejería que el púlpito del predicador. Las personas claman por consejería en persona, olvidando que la Palabra de Dios, cuando se expone correctamente es una medicina para toda una multitud de enfermedades espirituales.

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