10 mayo, 2011

Cárcel



Por más evidente que sea la contradicción de ideas que estemos presentando, no las vemos hasta que alguien nos haga caer en cuenta del error.

El escenario: Estamos en medio de una serie de lecciones sobre el Fruto del Espíritu, habiendo abordado el tema del amor, y que este atiende las necesidades tanto físicas como espirituales, no solo de creyentes, sino también de los pobres en general y de nuestros enemigos (no hay un "aplican restricciones" en "Amarás a tu prójimo").

Leyendo Hebreos 10.34, surgió la pregunta: ¿Quiénes son esos presos? Leí el contexto brevemente y concluí que debían ser creyentes, dado que "ellos llegar a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante". Entonces, vino la siguiente pregunta: ¿Debemos dar de nuestros bienes a los que están en las cárceles a pesar de que hayan cometido (inserte el delito de su preferencia aquí)?

Si respondo que no, ¿no estoy contradiciendo o no atenta contra el amor al prójimo?

Muchos han argumentado la existencia de un ministerio específico de visitación a las cárceles por las palabras de Cristo en Mateo 25.31-46, pero, ¿quiénes son esos pequeños? Son creyentes. Sin duda, debemos cuidar y atender de quienes por causa del Evangelio y persecución, son presos injustamente. Sin embargo,¿qué de los demás?

John W. Sanderson, en relación con el cuidado de los pobres muy acertadamente dice: "Los grupos cristianos contemporáneos deberán usar su ingenio y santificada imaginación para ejecutar este mandamiento".

¿Por qué Sanderson lo dice? La afirmación del autor viene justamente porque los gobiernos asumen esta responsabilidad, o más bien, de nuestros impuestos mantienen las cárceles. Si bien, no son hoteles de lujo (aplica en el caso de casa por cárcel para los políticos en CR), sus necesidades de alimentación y techo son suplidas. Bien que mal, la prisión es un medio de justicia de nuestras autoridades y los presos no deberían esperar algo mejor que pan de aflicción y agua de angustia.

En resumen, no tengo una respuesta concreta, y estoy deseoso por saber sus ideas al respecto.

1 comentario :

  1. Parte de lo que siempre me ha molestado es que nuestras iglesias no cumplen con Mateo 25 solo porque les nace, sino por interés propio.

    Si organizamos un plan de visitas a las cárceles, la pregunta, tarde o temprano, será: ¿cuántos presos se han convertido?

    Visitar presos no significa hablar, hablar y hablarles, predicar y mas predicar.

    Visitar significa oír, conocerlos, pasar tiempo juntos, sentir con ell@s.

    No es asunto de ir a repasar los crímenes que han cometido, para ver si se han arrepentido, o ir a revisar los expedientes a ver si algo se puede hacer.

    No. es simplemente ir. Estar. Ser. Compartir. Amar.

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