El mundo en los deportes y en su afición hacia sus equipos, habla de estadísticas y de quién sostiene un invicto, esto es que en la temporada todavía no ha sido derrotado, o simplemente, empiezan a contar desde la última derrorta, cuántos encuentros han transcurrido antes de perder nuevamente.
El problema es que por definición, el invicto es quien nunca ha sido vencido, nunca ha sido derrotado, en cambio está siempre victorioso. El Invicto es Invencible, Imbatible, Invulnerable.
Ve a la historia y las Escrituras te mostrarán a cientos que creyeron ser los amos y supremos, pero yacen derrotados, vencidos... muertos.
Faraón, Sehón, Og, o en los días de Josué, los reyes de: Jericó, Hai, Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis, Eglón, Gezer, Debir, Geder, Horma, Arad, y rey tras rey, treinta y un reyes por todos, y todos vencidos.
Ben-Hadad, Acab, Senaquerib...
Podemos continuar la lista, solo basta recordar otros nombres más conocidos: los emperadores romanos, ¿dónde están?, Pilato, ¿dónde está?, la dinastía de los Herodes, ¿dónde está?
Solo hay un Rey que se ha sentado victorioso luego de haber vencido el pecado, a Satanás, y a la muerte y que eventualmente pondrá a todos sus enemigos por estrado de sus pies, es el Rey Invicto, Vivo, Eterno, Omnipotente, Resucitado.
Su nombre, lo sabes, y en este día reflexiona si estás viviendo para rendir el honor debido a Su Nombre o engañado que podrás salir victorioso, mira el rastro de enemigos vencidos y toma ejemplo,
Honrad al Hijo para que no se enoje y perezcáis en el camino,
pues puede inflamarse de repente su ira.
¡Cuán bienaventurados son todos los que en El se refugian!
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