21 abril, 2011

Un cuento: El mirador

III


Claro, la razón para que alguien como el orador tuviera ese temporal negocito se debió a que la pulpe que estaba a la par tuviera sus procesos de "reestructuración". Desconozco si antes de mi llegada el local estaba en un segundo piso, pero el nombre es irónico, porque más bien parecía eran los demás quienes tenían que ver con la vida del dueño. Casualmente su familia y la del orador eran parientes.

¿Fue infidelidad, era él "de ambiente"? Y otros tantos rumores.

Lo que es más, con el evidente fracaso de la competencia, la pulpe pasó a otras manos muy familiares, y es la reconocida "pulpe del chino" que hay en cada comunidad. Aunque al principio no fue así, ahora ya no se puede entrar, con costo mirar. De hecho, sólo comprar; uno dice qué quiere y da el dinero. Fin de la transacción, fin de la conversación, fin del mirador.

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