17 marzo, 2011

Hechos



Poco tiempo para poder escribir, pero antes de continuar con una pequeña seguidilla de entradas como la anterior respecto a Judas, quiero hacer un paréntesis en lo particularmente instructivo que ha resultado el curso de Neumatología que imparte Eduardo, y particularmente con un aspecto que tiene que ver en cómo abordar el libro de Hechos.

Desde tiempo atrás he entendido que dada la naturaleza de los eventos y ese momento crucial de transición, no podemos tomar como normativo para la iglesia hoy, varios de los sucesos registrados, olvidando el contexto en cual se hallan.

Pero resulta que veía la dificultad en que no son hechos aislados. Cuando son varias veces que se lee por ejemplo, de las personas recibiendo el Espíritu, se podría concluir que debe ser tomado como norma y principio regulador. Acá es donde entra el punto que fue de gran ayuda: ¿Quiénes recibieron en cada relato el Espíritu?

¡Fueron personas distintas! ¡Apóstoles, judíos, gentiles judaizados, samaritanos! Por medio de esta replicación, como dice Pedro, "Dios les concedió el mismo don que a nosotros". El énfasis no es una enseñanza de imposición de manos, de una segunda unción del Espíritu, sino la salvación que no hace discriminación, es un pueblo innumerable de toda nación, lengua y tribu.

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